sábado, 2 de abril de 2005

Publicaciones

La primera vez que mi nombre apareció en papel periódico, fue más o menos en 1992 0 93, tendría yo unos 13 o 14 años, no recuerdo bien salvo que iba en segundo de secundaria en la Escuela Secundaria Técnica #99 Amistad Britanico Mexicana (nombre larguísimo), tendré que buscar la dichosa publicación para corroborar la fecha.
En esa época yo leía con puberto entusiasmo a un periodista que tenía una columna en la sección de espectáculos del diario ESTO y que me parecía francamente genial.
La columna se llamaba Cabaret Pop y analizaba la música que sonaba por entonces. A veces aparecía otra columna donde se criticaba nuestra "sensacional" televisión, de nombre Factor TV.
El autor de estos textos, que marcaron mi vida --lo digo en serio-- se llama Roberto G. Castañeda (nada tiene que ver con oscuro político foxista salinista miserable de iguales apellidos).
La columna se dividía en una introducción que era un pequeño cuento que ligaba con el tema a analizar, por ejemplo el más reciente disco de Luis Miguel, y terminaba con las conclusiones, tanto de la crítica como del cuento.
Muy parecido a lo que los profes llamarían "nuevo periodismo", que inició Tom Wolfe o Capote en EU.
Cuando analizaba algún programa de TV, lo hacía con la misma estructura.
Roberto Castañeda hacía pedazos con argumentos y con vísceras, tanto discos como programas televisivos, por lo que se ganó inmediatamente mi simpatía, ya que como muchos de nosotros sabe que es imposible escribir con ese concepto tan abominable e insulso: objetividad.
Luis Miguel es un imbécil y es un imbécil, porque yo lo digo y lo creo y porque no compone sus canciones. Es el Javier Alatorre de la música. (Jeje, es fantático canalizar tu ira y frustraciones contra los demás).
Yo recortaba las columnas, después de leerlas millones de veces, y las pegaba en un cuaderno de marquilla que me pidieron para una clase de dibujo, pero yo mejor le di un uso personal. Me sentía como quinceañera, guardando recortes como rosas en un libro.
Una vez me decidí y le escribí una carta a mi "héroe", Roberto Castañeda. Y después de algunas semanas, en la introducción de Cabaret Pop, apareció mi nombre. Yo era el protagonista de uno de los cuentos que sirvió para analizar un disco, de Danza Invisible o Radio Futura, me parece, ya no lo recuerdo, mi mente lo bloquea, porque además me ruborizo.

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