domingo, 14 de noviembre de 2004

Mi encuentro con Álvaro Enrigue

Hace algunos sábados, el 23 de octubre para ser preciso, vi en el suplemento cultural Confabulario de El Universal que uno de mis escritores preferidos (quizá el santo de mi devoción desde que dejé la adolescencia --es un decir-- cuando idolatraba a José Agustín) presentaría el libro de un autor brasileño.

Decidido, cancelé cualquier compromiso con Liliana y le dije que iría al Zócalo donde se presentaba la feria "La ciudad un libro abierto" para poder escuchar-ver-disfrutar el gran sentido del humor e inteligencia de Enrigue.

Llegué al Zócalo y gracias a la gran organización que caracteriza a los actos culturales y artísticos del GDF, nadie supo decirme dónde se presentaría mi preferido escritor. Después de mucho preguntar, di con un foro lleno de gente. Pensé que Álvaro Enrigue era admirado por mucha gente, pero no. En realidad, las personas sólo se guarecían bajo la lona del sol recalcitrante.

Al final me acerqué a Enrigue con un ejemplar de la primera edición de La muerte de un instalador. Le pregunté si podía firmármelo y accedió pero no traía pluma. Le dije que el autor brasileño sí. Pero es una Mont Blanc, dijo Álvaro con su voz grave, ésas se echan a perder nomás con escribir.

Corrió como 20 metros a donde se encontraba su esposa, Tanya, y regresó sólo para firmarme mi libro. Le dije que me caía muy bien y agradeció que lo leyera. También me preguntó dónde había conseguido el libro. Le dije que afuera de Arcos de Belén, por el metro Salto del Agua, justo afuera del Registro Civil Central.

sábado, 6 de noviembre de 2004

De la dignidad y arte

El miércoles 3 de noviembre asistí a ver a don Luis Eduardo Aute al Auditorio Nacional en su gira Auterretratos, y si bien es cierto que sus conciertos con aciertos, sin desiertos ni desconciertos, no tienen nada de espectacular en cuanto a parafernalia, la sabiduría de este filipino-catalán basta para eclipsar de una a infinito de personas.

Aute es una de las escasísimas personas que llevan la dignidad por delante en su vida, que aman lo que hacen y viceversa. Una vez más, me sentí alabado y agradecido de escuchar a este artista (en lo amplio del concepto) y me dieron ganas de volver a soñar y de encontrar una actividad que me llene, no sólo los bolsillos ni la panza... Quizá por ello me siento cada vez más feliz y ansioso de que se acerque el día 15 de noviembre, fecha en que renunciaré a este trabajo (mediocre) que ha consumido mis madrugadas y fines de semana los últimos 6 meses a cambio de... a cambio de nada.

"Quien no tenga sueños, que se disponga a tener dueños": LEA
(No es Luis Echeverría Álvarez, sino Luis Eduardo Aute).

martes, 2 de noviembre de 2004

No más petróleo por sangre

Ojalá que Bush no sea el ganador de las elecciones en EU.

lunes, 1 de noviembre de 2004

Home my sweet home

Espero contribuir a las estadísticas de datos inútiles y páginas sin sentido de la llamada "autopista de la información", también, me gustaría quitarle el tiempo a quien pueda leer este blog. El tiempo... Si es que pudiera asirse.