viernes, 28 de julio de 2006

Cuento breve

Ésta será la primer ocasión que publique un cuento de mi autoría en este blog. Con este texto gané una mención honorífica en un concurso de cuentos breves de navidad de la revista Día Siete que viene los domingos con El Universal. Me lo publicaron, por cierto.

Mi cuento era el mejor, pero no gané, según Alejandro Páez, subdirector de dicha revista, porque no podía ser un cuento triunfador uno que hablara de personas disfuncionales. Lo malo es que tampoco me dieron los 10 mil varos, monto para el primer lugar.

Lo bueno fue que me pude emborrachar gratis cuando hicieron la premiación.

Creo que parte de esta historia ya la había contado. PINCHE AQUÍ.



Iluminación en día de Navidad

Por Héctor Cruz

Conocí a Linda hace apenas tres semanas, aunque ése no era su nombre la primera vez que estuvimos juntos: "Buenas tardes, estás hablando a la línea de Ximena. El servicio consta de masaje, motivación oral y la intimidad, todo por 2 mil pesos".

La cité en mi casa y le propuse el pago de esa tarifa a cambio de ser mi acompañante a una reunión con mis ex compañeros de la Universidad. Reía con cortesía cuando había que hacerlo, expresaba algún comentario breve y certero sobre los temas en boga y me besaba delicadamente en la mejilla y me tomaba del brazo cuando alguien se acercaba a saludarme. Esa noche la dejé en la puerta de su departamento y volví a contratar sus servicios un par más de veces; la cuarta y quinta ocasión ya no hubo dinero de por medio.

Hoy la invité para que conociera a mi Sagrada Familia en la Nochebuena: Ni ella ni yo tenemos la mínima devoción por celebrar la Navidad ni ninguna otra cosa. Linda llegó puntual y aquí estamos, ante la pasarela donde se contonea toda mi estirpe antes de sentarnos a cenar. Todos cuales personajes de alguna película de Woody Allen.

Linda y yo observábamos el Nacimiento que año con año mi abuela se esmera en colocar pieza por pieza, borrego por borrego y pato por pato. Nos sentimos como en el episodio de los Picapiedra donde se encuentran con los Supersónicos, al ver que el marido de alguna de mis tías se disponía a disfrazarse de Santa Claus, ante la irónica mirada de Melchor, Gaspar y Baltasar de yeso.

Una de las ocho hermanas de mi madre, adicta a los libros de superación personal, esoterismo y La mujer dormida debe dar a luz, pidió que nos reuniéramos en torno a ella. Llenamos la sala y el comedor. Sólo quería decirnos que ya estaba todo listo para el gran cambio en el mundo.

"¿Qué no se han dado cuenta de los grandes mensajes en la Tierra? ¿Están preparados para recibir el bien que cada uno merece y que será prontamente entregado a cada uno? Hoy por ejemplo, es una fecha donde la energía conjunta de la gente en todo el planeta producirá un momento de iluminación y éxtasis que pronto, a la media noche, todos sentiremos, seamos creyentes o escépticos. Lo que está entre nosotros no se puede juzgar ni negar."

Algunos de los maridos tomaban ponche de frutas con tequila y contaban chistes malísimos, los niños jugaban a Pokemon o Dragon Ball o a ser terroristas de Al-Qaeda, las mujeres hablaban de cuánto habían engordado en los últimos doce meses cuando llegó a la fiesta mi tío Juan, el único hermano varón de mi madre. Vio a Linda y le preguntó: "Ximena, ¿tú aquí?". Linda me sonrió y dijo que iba por un regalo a su coche.

Arrullamos al niño Jesús, Santa Claus repartió juguetes a los niños, los adultos intercambiamos regalos, cenamos un sequísimo pavo y Linda no regresó. Era más de la media noche y mi tía aún esperaba el momento de iluminación y éxtasis. No tuve el valor de decirle que ese instante había pasado ya. Hace mucho.

Diciembre 2001

jueves, 27 de julio de 2006

Odiosito

Odio casi todo y a todos. Quienes me conocen lo saben.
Saben que pocas cosas me dan gusto, que pocas cosas me satisfacen y que, como canta Jagger en Sitting on a Fence, siempre he sido difícil de agradar.
También diría Sergio Álvarez: pinche Hectorillo, ningún chile te embona.
Podría escribir mil apartados sobre las cosas que odio, pero hoy en especial hablaré de la forma de expresarse de ciertas personas.
Leí la columna de este día de Guadalupe Loaeza en REFORMA donde explica que por su apoyo a Andrés Manuel López Obrador ha estado recibiendo correos con toda clase de insultos y descalificaciones y reproduce el de una "psicóloga"(¿?).

He aquí parte del correo:

"Primero que nada me gustaría expresarte que te respetaba muchísimo como escritora, he leído muchos libros tuyos y realmente te consideraba una persona culta, preparada y con cierto nivel social y educativo.

"Al verte en estas revueltas del PRD y del 'peje' me llevo una gran decepción y te voy a decir por qué.....para mi es realmente fuera de toda conciencia el pretender tener un presidente como este tipo, el peje, al frente de nuestro país, para ser sincera sentiría pena de que un hombre con tan poca educación, tan poca cultura y un revoltoso y renegado social represente a México.

"En fin lo que yo piense de este mequetrefe me imagino que no tiene importancia para ti, lo que creo que si te importa es la imagen que te has creado enfrente de un sector social que leíamos tus libros y te respetábamos ahora te vemos como una mas de esa muchedumbre en reacciones sociales, de verdad que no te queda.

"El domingo pasado tuve que ir a la librería del sótano en Av. Juárez pues en la Suc. de Miguel Angel de Quevedo no tenían el libro que buscaba y al pasar por esa avenida sentí 2 cosas: pena, mucha pena de ver un México de populismo, renegando y tratando a su ciudad de esa forma, y por otro lado sentí enojo de que en nombre de la democracia no se le ponga un alto a toda esta chusma que solo son acarreados e ignorantes que no saben lo que hacen, ....

"Soy psicóloga y te puedo decir que este tipito es paranoico y esquizoide, Dios nos libre de que llegue al poder, todos sabemos que eso nunca va a suceder.

"No te rebajes tanto Guadalupe, eres una persona culta y preparada no te metas con esa gente, créeme has perdido mucho rating".

Rosa María

Sobre las opiniones del correo y lo clasista que es esta señora, ni hablar, da pena ajena. Pero hay algo que de verdad me molestó, me enfureció, hasta me dolió el estómago.

Si algo me molesta sobremanera es la falta de respeto con lo más sagrado que tiene la humanidad: el lenguaje.

"Soy psicóloga y te puedo decir que este tipito es paranoico y esquizoide, Dios nos libre de que llegue al poder, todos sabemos que eso nunca va a suceder".

¿'tipito'? Sabrá esta ignorante que el sustantivo 'tipo' es irreductible, por lo que no puede disminuirse a 'tipito' y menos empleado por un profesional.

¿Acaso un abogado diría delante de un juez: mi juecito, por qué no le reduce la penita a mi defendidito y lo dejamos nomás en un añito?

O un físico: El atomito se divide en electronitos, protonitos y neutronitos.

La verdá sí, soy "odiosito".

lunes, 24 de julio de 2006

Afor(e)ismo

Todo tiempo pasado no fue mejor, simplemente éramos menos pretenciosos.

sábado, 22 de julio de 2006

El escritor que no escribe merodea la locura.

martes, 18 de julio de 2006

Yo voté por AMLO

No sé ustedes, pero yo no hubiera podido votar por un panista, menos por FElipe CALderón.

Por cierto, los panistas es su presentación más fresa, digamos de Valle Dorado, Pedregal, Santa Fe, la Del Valle, etc. se quejan de los "mugrosos" del PRD que apoyan a AMLO y que hacen marchas y paralizan avenidas.

¿Sabrán un poco de historia contemporánea estos inmaculados niños? ¿Sabrán que en elecciones anteriores al '94, sobre todo antes de que muriera Manuel Clouthier, los panistas bloqueaban carreteras y cerraban caminos?

Lo dudo.



Éste es mi voto, le tomé una foto en la casilla con el celular. No sé si hice lo correcto, pero aquí está.

César Rebolledo

Foto de César Rebolledo en el "toquín" de despedida de Melandrolia, su banda de rock.
César partió a La Sorbona, en Francia, a hacer un doctorado en Ciencias Sociales.

Otras versiones indican que en realidad fue a realizar su sueño: ser un Drag Queen parisino.

Cachorro del Imperio

Imágenes captadas al interior del Metro de la Ciudad de México.


sábado, 15 de julio de 2006

Cuestionario JPod de Coupland

Este cuestionario que responde el protagonista de la novela JPod, de Douglas Coupland, fue tomado del blog de Ruy Xoconostle, ya que él ya tiene el libraco y yo no.

Pero como Coupland es uno de mis escritores favoritos, lo responderé por puro ocio sabatino.

Cuestionario “Living Cartoon Profile”

Nombre: Héctor Gabriel Cruz Pérez
Nombre que la gente en realidad usa: Héctor
Razón por el nombre que en realidad la gente usa: En mi familia TODOS me dicen GABRIEL y recuerdo que el día que entré a la primaria mi maestra tomó un cartoncito y me dijo, tú eres Héctor Gabriel, ¿cómo prefieres que te digan? Y no sé por qué pero respondí Héctor. Así, en mi faceta estudiantil y laboral, TODOS me dicen HÉCTOR. En mi familia me siguen llamando por mi segundo nombre. Con esto, no hay duda de mi BIPOLARIDAD.
Fuma: Sólo cuando tomo alcohol.
E-nombre no laboral: dondehabitaelolvido@hotmail.com
Temperatura preferida en interiores: Ni frío, ni calor. La verdad no sé a cuántos grados centígrados o fahrenheit equivale esa temperatura.
Juego favorito: Winning Eleven
Personaje favorito de Los Simpson: "Encías Sangrantes" Murphy
Canción favorita para el karaoke: En caso de que decidiera hacer el ridículo sin duda sería con "Calle Melancolía" o "El Blues de la Soledad" de Sabina.
Comida más recurrente en el lugar de trabajo: Hamburguesa de Pan en Vía.
Amenaza más perturbadora: Alguien más intolerante y más guapo que yo. (Risas)

viernes, 14 de julio de 2006

Días extraños, días perros

Las últimas semanas han sido muy raras.
Óscar se tituló.
Fui con Carlos a una fiesta con ex compañeros de generación de la Prepa 3. Me reecontré en este festejo con Alejandro, "el Perro" -así le decíamos en la secundaria-, quien es primo de otro cuate que tiene añísimos que no lo veo, apellidado Malagón.
Fui con Liliana a la fiesta de despedida de César Rebolledo, compañero de la Facultad quien se va a París, a La Sorbona, a hacer un doctorado en Ciencias Sociales.
Daniel, alias "La Parka", bautizó a su hijo en su rancho en Tepeyahualco, Hidalgo. Y a él, también, tenía varios años sin ver. La fiesta fue un banquete, cinco borregos muertos convertidos en barbacoa, y un cerdo a la leña para la cena. Ríos de alcohol, en todas sus presentaciones comerciales. Una bacanal al puro estilo romano.

Corolario
Y hoy, una pésima noticia: Despidieron del periódico a Sergio Álvarez.

Muy buen reportero, con una suerte buenísima -tal vez sin saberlo, en él inspiré mi frase (re)portero sin suerte no es (re)portero-, siempre de buen humor, dicharachero, que hacía que las tardes encerrados en esta redacción fueran, si no más cortas, sí más desmadrosas y amenas.
Estoy triste, me siento impotente.
Estoy pensando seriamente en irme de aquí, del país con Liliana. Tratar de encontrar una mejor calidad para nuestras vidas.
Tengo muchas fotos rezagadas, tomadas tanto con mi celular como con mi cámara, de todos sabores y colores y motivos. Prometo subirlas pronto.
Juan Villoro
El oso y el hombre

El extraordinario documental de Werner Herzog Grizzly Man (El hombre oso) recupera la vida de Timothy Treadwell, un entusiasta con pelo de Príncipe Valiente que durante 13 veranos convivió con osos en Alaska hasta ser devorado por uno de ellos.

Herzog montó el material rodado por el propio Treadwell en sus expediciones. Gracias a las reflexiones en off del cineasta alemán, las imágenes se cargan de gravedad y de sentido. Se diría que el naturalista asumió su misión como un sacrificio religioso. En su último viaje, se quedó más tiempo del debido, en una zona de especial peligro, cerca de ejemplares demasiado viejos para cazar salmones pero no para dar cuenta de un excursionista y de su novia. El trágico desenlace hace que Herzog reflexione en la dificultad de comprender a otra especie: el amor integral de Treadwell exigía la disolución de su existencia. Una y otra vez ignoró los mandatos de los parques nacionales de mantenerse a cierta distancia de los osos. El riesgo que corría formaba parte de los estímulos del viaje; poco a poco, el temor se transformó en la necesidad de ser devorado. Con un dramatismo desprovisto de truculencia, Herzog relata este proceso límite.

El piloto que cada verano llevaba Treadwell al sitio donde ponía su campamento le dice a Herzog que, en caso de poderse enterar de su destino, el excursionista habría aceptado el desenlace natural de convertirse en el almuerzo de un oso, pero no soportaría saber que su depredador había sido cazado.

¿Qué provocó este singular rito de paso? Como tantos, Treadwell deseaba huir de un entorno insatisfactorio: tuvo crisis vocacionales, se inventó un apellido, asumió un falso acento australiano, pasó por el alcohol y las terapias hasta entender que la única forma de sobreponerse a su temperamento bipolar era asumir una pasión extrema por una especie con la que pudiera comunicarse a través de conjeturas, atribuyéndole méritos que lo consolaban. Treadwell santificó a los osos y demonizó a los humanos que supuestamente los perseguían. En sus estancias en Alaska no encontró buscadores de pieles pero la amenaza formaba parte esencial de su mentalidad. La vida agreste representaba para él una purificación. Divertido, mundano, inteligente, Treadwell estaba lejos de ser un fanático o un freak. Sus antecedentes psicológicos revelan angustias e inseguridades bastante comunes. Quizá la mayor discrepancia entre él y su excepcional testigo, Werner Herzog, es que no sólo creyó entender a los animales sino ser entendido por ellos. El hombre oso explora en forma radical el sentido de pertenencia en un entorno donde el afecto debe competir con el apetito.

Mientras los cines proyectaban este documental, un oso corría por el sur de Alemania. Nacido en una reserva del Tirol italiano y bautizado con el código de JJ1, el plantígrado escapó de las zonas controladas y cubrió 300 kilómetros de Austria y Baviera, alimentándose de ovejas y aves de corral. Se trataba del primer oso salvaje avistado en la región en 170 años. Un auto estuvo a punto de atropellarlo en una carretera y unas vacas lo expulsaron de una granja. Sin embargo, cada tanto mataba una gallina y los granjeros lo juzgaron peligroso. Los periódicos alemanes comenzaron a hablar del fugitivo tanto como de los futbolistas del Mundial: el impersonal JJ1 se transformó en Bruno. ¿Qué se debía hacer con él? La dificultad de lidiar con la naturaleza puso el asunto a cargo de otros animales: perros rastreadores traídos de Finlandia. Durante dos semanas, Bruno corrió sin que los lebreles pudieran darle alcance. La gente seguía su ruta esquiva por Internet, y su popularidad adquirió el rango de estrella pop. Las tiendas empezaron a vender camisetas con letreros de "A mí no me alcanzan" y la efigie del insurrecto Bruno Guevara. Para muchos, el oso representaba el espíritu libre de Alemania. Si lo atrapaban, la selección perdería en el Mundial y la vida germana regresaría a su disciplinada rutina, sin más drama que la impuntualidad de un tren.

El oso se había convertido en símbolo de resistencia cuando el Ministerio del Medio Ambiente de Baviera cedió a las presiones de los granjeros y solicitó que los rifles hicieran lo que no habían podido hacer los perros. ¿Escaparía Bruno a la especie letal? Cuatro horas y media bastaron para que fuera abatido por tres cazadores cuyos nombres se mantuvieron en el anonimato, pues diversas asociaciones protectoras de animales habían prometido asesinar a los asesinos. Días después, Alemania perdió en el Mundial ante Italia, patria del oso. En conmemoración de la víctima, se confeccionaron galletas con su imagen.

¿Es posible que un país desarrollado sea incapaz de resolver pacíficamente el caso de un oso fugitivo? ¿Por qué no fue anestesiado por un dardo y conducido a una reserva? Según los perseguidores, anestesiar a Bruno exigía situarse a 20 metros de él, algo demasiado peligroso. Durante 13 años, Treadwell filmó a los osos a unos cuantos pasos. Para Hombre Grizzly, la lejanía era un problema; para las cazadores, representaba su mayor ventaja. Bruno recibió una bala a 150 metros de distancia.

Por las noches, los niños del planeta duermen abrazados a sus osos de peluche. Sin embargo, los animales que sirvieron de inspiración para esos juguetes siguen representando un desafío.

En su novela Las nubes, Juan José Saer reflexiona en la incomprensión entre el hombre y el animal: "Fuera de sus actos exteriores de supervivencia, son inaccesibles para nuestra razón; es más fácil para nosotros calcular los movimientos del astro más remoto que imaginar los pensamientos de una paloma".

No podemos ponernos en el lugar de los animales. Aun más terrible es la indiferencia que les causamos, los ojos sin brillo con que nos miran, la constatación de que jamás seremos su mascota.