Otro de los discos de Sabina que más me gusta y que me pone melancólico cada vez que lo escucho es el Juez y Parte de 1985.
En este año dejé el kínder y empecé primero de primaria. Sabina acababa de sacar su quinto disco y estaba felizmente casado con Isabel. La Ciudad de México conoció las entrañas de la corrupción pero también de la solidaridad de la bautizada en breve como "sociedad civil" cuando un temblor derrumbó decenas de edificios, de confianzas, y hubo miles de muertos.
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Recuerdo que un anodino sábado cualquiera iba yo rumbo a una fiesta de la Prepa 3 --aburridas hasta la infamia-- en cuarto grado. Sería 1995. Yo tenía 16 años. Al micro se subieron dos cantantes y comenzaron a interpretar una canción que me pareció con una muy buena letra, con tema urbano, que creí que era de algún grupo de rock del país, como El Haragán o de un compositor como Rockdrigo.
En estas fechas, yo todavía no había escuchado este disco. Mi repertorio Sabinesco se reducía al Mentiras Piadosas, Esta Boca es Mía, Física y Química, Ruleta Rusa y Malas Compañías. Y además, en esta época no era tan fácil conseguir los discos, como ahora que hasta en el Metro encuentras toda la obra sabinesca en un disco mp3.
Cuál fue mi sorpresa cuando conseguí el Juez y Parte que esa canción que me había maravillado en una sola oída, era ni más ni menos que "Cuando era más joven". Ahora compruebo cómo el viejo Sabina te atrapaba desde los primeros versos.
1. Güisqui sin soda: Manual para aprender a vivir al contrario de como dicen se debe vivir, es decir, al límite. Hay que rozarle los huevos al tigre. Hay que besar a Tánatos. Hay que ser guarro, respetar a nadie y lo más importante, nunca hacerle asco a la última copa ni al próximo bar.
2. Cuando era más joven: Todo tiempo pasado no fue mejor, simplemente éramos más jóvenes. Sin sueldo, sin obligaciones, sin responsabilidades. Andábamos por la ciudad de los suicidas solos, caminábamos, deseábamos a las mujeres que andaban del brazo de hombres que nunca éramos nosotros. "Y los trenes eran seres mitológicos que simbolizaban la fuga, la huida, la vida, la libertad".
3. Ciudadano cero: Crónica del ciudadano suburbano común y corriente que el día menos pensado, harto del hartazgo, se pone una gabardina decolorada por la rutina, saca una pistola del armario y sale a matar a quien se le ponga enfrente. Tengo la impresión que es una de las canciones que menos se escucha, pero para mí es de las más entrañables. En esta letra he encontrado verdaderas joyas vueltas frase: "Siempre sin paraguas, siempre a merced del aguacero" o "Perdedor asiduo de tantas batallas que gana el olvido", por ejemplo.
4. El joven aprendiz de pintor: De cómo te dan la espalda y demeritan tu trabajo cuando ganas o eres reconocido. De cómo quieren estar cerca de ti los que antes de alcanzar cierto reconocimiento, te rechazaron. "Y qué decir del manager, audaz y decidido, que no me recibió, que siempre estaba reunido. Hoy moviendo la cola se acercó como un perro a pedir que le diéramos vela en este entierro y yo le dije: no".
5. Rebajas de enero: La vida en pareja de recién casados. Con estufa, dos gatos y tele en color. Canción donde se muestra un Sabina bastante enamorado y optimista, dedicada a Isabel. Aunque con cierto dejo de decadencia, sabiendo que la felicidad es un instante tan efímero como la existencia o como el orgasmo. ¿O serán lo mismo estas tres cosas? "Te puedo dar todo --añadía-- excepto entusiasmo, nos vimos tres veces, la cuarta se vino a dormir".
6. Kung-Fu: El Madrid peligroso y urbano. Los yonquis que asaltan farmacias por anfetas y roban lo que pueden hasta ser capturados y llevados a la legendaria prisión de Carabanchel. Una canción bastante media, pero aún con esa temática citadina nocturna.
7. Balada de Tolito: Un personaje quijotesco y trashumante. Va de aldea en aldea, de ciudad en ciudad. Te rifa un peine, hace trucos de magia o saca el rey de bastos de tu sobaco. Es un ser que aprecia los placeres de la vida y para dormir bien sólo necesita vino, pan y tabaco. Enorme y entrañable individuo que envidio porque es libre, porque sus ropas de verdad acumulan el polvo de los caminos que nunca lo llevaron a Roma porque él no quiso ir ahí. Sabe de hospitalidad y ser buen anfitrión, cada vez que está con un amigo "le cuelgan a la noche una interrogante y llegan hasta el fondo de las botellas". De mis favoritas.
8. Incompatibilidad de caracteres: Divertida y rítmica canción de una pareja que es totalmente distinta y por eso sobreviven juntos: "Si me excita el sesenta y nueveme grita: quiero un cuarenta y dos. Siempre que en mi piso de Tabernillas llueve en su buhardilla brilla el sol".
9. Princesa: turbia. urbana. decadente. dramática y de desamor. Quizá de las mejores cinco canciones de Joaquín. La historia de una princesa venida a menos, drogadicta y devaluada por la que, años antes, se hubiera dado todo porque tan sólo nos mirara. Ahora, si acaso y por compasión, le pagaríamos la multa para que saliera de la cárcel. ¿Dónde quedó tu boca de fresa, princesa? Alguna vez me dijo un amigo mayor que yo que en los ochenta esta canción era un himno en ciertos bares de la Zona Rosa.
10. Quédate a dormir: Otra de mis favoritas y también de las poco escuchadas. Siempre he creído que es como la primera parte de "Y si amanece por fin" del Mentiras Piadosas. Es una letra cruda sobre la relación entre dos personas. Sobre el tedio de tener que convencer a alguien de que se acueste contigo sólo por sexo y no por amor. Y con la seguridad de que cada rechazo acumulado te ha vuelto insensible, como si te calzaras una cota de malla. "Anda, quédate a dormir. Ya sé que no me amas ni yo a ti. Si quieres irte ahora bajo a abrirte el portal. Perdí ya tantas noches una más que más da".
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