sábado, 12 de marzo de 2005

Bukowski y Ruvalcaba

Ayer fui a la presentación del libro Borracho que es el guión cinematográfico de Barfly escrito por Bukowski. Lo edita Editorial Nula y fue presentado por Guillermo J. Fadanelli, Carlos Martínez Rentería y Eusebio Ruvalcaba. Hubo un cuarto presentador quien dijo ser el director de la película Por la libre, pero tan insulsa resultó su perorata que no vale la pena ni escribir su nombre porque además ni siquiera lo recuerdo.
Fadanelli, que no es tan santo de mi devoción, aunque no me desagrada, se la pasó citando a Bukowski y a otros autores, frases que tenían que ver con la escritura, la vida y el alcohol.
Martínez Rentería, editor de la Revista (de)Generación (las cursivas y paréntesis son míos), con su característico tono de voz, a punto de quebrarse por lo ebrio, alabó la actitud ante la vida del "viejo indecente" y además llevaba unos ejemplares de libros de Bukowski que al final ofreció por 50 pesos cada uno, o incluso estaba dispuesto al trueque.
"Si alguien trae una grapa de cocaína, se la intercambio", dijo el peculiar personaje y también columnista de La Jornada.
El maese Ruvalcaba leyó el prólogo --escrito especialmente por él-- del libro de marras.
Ruvalcaba me cae muy bien, no sólo como escritor, sino como persona. Incluso creo que físicamente es muy parecido a Eric, claro, con 30 años de más. El carácter también me parece similar, un tipo callado, nada protagonista, incluso pareceria, igual que con Eric, que trata de pasar desapercibido ante los demás.
El prólogo que menciono es noble y humilde. Yo ya lo había leído hace unos meses, pues Ruvalcaba lo publicó en su columna semanal de El Financiero. Eusebio, en este texto, se desnuda, pero mejor lo copio y reproduzco. Digo, pa qué poner palabras tan lindas en mi boca cuando no son mías. Quién fuera Ruvalcaba para haber ganado el Concurso de Cuento Charles Bukowski convocado por Anagrama.
Al final del acto, ofrecieron vino para celebrar la también aparición del sello editorial que publica Borracho, Editorial Nula --a la que pienso llevar mis cuentos, jeje--, pero había tanta gente, todos con cara de dipsómanos emuladores del H. Chinaski, que decidí escabullirme y auspiciarme los tragos yo mismo. Además --ya tuve una experiencia similar--, no es sano, ni bueno, ni normal, ni natural, estar reunidos más de 3 lectores de Charles Bukowski en menos de 50 metros cuadrados.
Fui al célebre Salón Corona --Bolívar 24, Centro Histérico, frente a El Borceguí, donde de niño mis padres me compraban mis zapatos--, consumí una torta de ternera --ya se habían terminado las de pastor y pierna adobada--, una de lomo con rajas y un taco de rellena --sé que es demasiado, pero sólo traía un jugo de naranja en el estómago-- y cuatro tarros de cerveza de barril oscura.
En silencio, brindé por Bukowski y Ruvalcaba, extraños personajes que no merece este mundo. Le pedí al dios de los escritores que ojalá algún día los junte para que platiquen de música clásica en el cielo de los ateos.

3 comentarios:

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