domingo, 31 de julio de 2005

Hache Ce

En la mañana, cuando viajaba en el Metro rumbo al periódico después de sólo haber dormido alrededor de 90 minutos en el asiento de un auto, me di cuenta de algo curiosísimo que además me puso alegre.

Algunas veces suelo firmar algunos textos con mis iniciales H. C.

Y hasta hoy me descubrí que también son las iniciales de mis (anti)héroes literarios favoritos.

Ahora hasta estoy volviendo a creer que más que mis (anti)héroes literarios son mis alter ego.

Otra coincidencia es que ambos fueron creados por escritores gringos de mala reputación.

El primero, llamado HOLDEN CAULFIELD, fue inventado por Jerome David Salinger, y es el personaje central de The Catcher in the Rye (El guardián en el centeno).

Desde 1960 hasta 1997, distintas preparatorias en Estados Unidos prohibieron leer The Catcher in the Rye: en Kentucky, Oklahoma, Michigan, Ohio, Florida, Wyoming, California, Illinois y Georgia.

En 1980, hubo una histeria de sus no lectores porque Mark Chapman, el demente que asesinó a John Lennon a balazos en las orillas del mismo Central Park de Caulfield, dejó en un ejemplar de la novela una serie de pasajes subrayados que supuestamente explicaban su delirio.

En The Conspiracy (1997), el taxista fanático obsesionado con las intrigas del FBI-CIA-Pentágono (Mel Gibson) compra varios ejemplares de El guardián en el centeno, lo que da lugar a que los sistemas de inteligencia lo localicen por medio de un sofisticado enlace entre el código de barras de la cajera de la librería y las oficinas que controlan una flotilla de helicópteros, desde los que tratan de asesinarlo unos segundos más tarde.

Uno puede abrir la novela y H. C. sigue ahí, a sus dieciséis, expulsado de la preparatoria Pencey, a punto de realizar un viaje en tren hacia Nueva York para avisarle a su hermana Phoebe que nada tiene claro, que el mundo le parece falso y postizo, y que lo único que realmente quiere hacer en la vida es ser el guardián del poema de Robert Burns, el encargado de que los niños no se despeñen jugando entre el centeno.

El segundo personaje literario fue creado por el mismísimo Bukowski y creo que es más famoso que Holden. Es el viejo sucio indecente llamado Henry Chinaski.

Los tres somos H. C.

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