martes, 28 de junio de 2005

Seudopoetas de bar de mala muerte (II)

Contrario a la canción norteña que dice "te escribí una carta y no me contestastes", el maese Castañeda me respondió el correo que le mandé con el texto del post previo. Helo aquí.

Mi querido y estimado Héctor.
Que milagrazo hermano. Sabes perfectamente que no puedo, no podemos, ser como los demás. La inteligencia, la agudeza bien empleada cada vez resulta más escasa. A mi edad todo es perfecto para mandarlo a la goma: el auto, los jeans de moda, la american express y hasta las viejas que quieren envejecer contigo.

Quién me viera, verdad, más salvaje que nunca, arañando a ratos la gracia de abrazar veinteañeras que enloquecen con frases como "besé su pezón como estuviera bebiendo una corona bien fría" o penetrándolas mientras Sabina canta "Así estoy yo sin ti".

Y por supuesto que recuerdo aquellos lejanos días del ESTO y también del par de cartas que me enviaste (que, por cierto, aún conservo). Veo que estás hecho un hombre, que ya no eres un adolscente y que sigues "enganchado" a Sabina y a Bukowski, igualito que este servilleta. Me da gusto saber que aquel Cabaret Pop, que ahora es un Manual para canallas, haya dejado huella en tu persona.

Un abrazo, mi hermano

PD.-La dirección es para que me escriban los canallas, a medias o de tiempo completo, sin importar que sean hombres o mujeres. Claro que a las mujeres les contesto primero, ja.
PD2.- Y si. Ojalá que esas chelas dejen de estar pendientes.

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