En una magistral conferencia de Enrique Vila-Matas, acompañado por Juan Villoro y Álvaro Enrigue en el Palacio de Bellas Artes --por cierto, documentada en este blog--, el catalán hablaba de la primera vez que vino a la Ciudad de México. Relató cómo saliendo del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) le dijeron que lo iban a llevar a cenar. Era viernes, quincena, y la ciudad estaba hecha un caos. El hecho es que del AICM al lugar de la cita, me parece que mencionó que fue en Tlalpan, el taxi hizo dos horas, a lo que Vila-Matas reflexionó: En Barcelona, trasladarme dos horas para cenar, equivale a ir a un restaurante en París. Escribo esta anécdota porque ayer fui a Toluca con Liliana, porque ella iba a entrevistar al escultor mexiquense José Guadarrama, y pasé enfrente de donde en otra ocasión, en otro viaje, quedé varado porque el autobús se descompuso. Era un 31 de octubre, si mal no recuerdo de 2002, más o menos 6 de la tarde. Éric y yo nos dirigíamos a Morelia para tomar unas breves vacaciones y de paso ver a Virgilio, amigo villacoapense de Éric de muchos años. En la terminal de autobuses de Observatorio no sabíamos qué línea de autobuses tomar. Aún vivíamos en condición de becarios, por lo que incluso 1 peso era vital o representaba el poder pedir una cerveza más en cualquier bar. Decidimos tomar la línea de transporte más barata, de nombre Pegaso, que ni tan barata, porque sólo eran 10 o 15 pesos menos que en ETN, la línea más cómoda para viajar. Además me acordé del "Pegaso" Gutiérrez y me dio tanta risa que decidimos transportarnos en ésta. Para salir de la Ciudad era un caos, inmenso, y como a diez minutos de haber entrado a la autopista se descompuso el camión. Estuvimos como 3 horas parados, incomunicados, a la deriva, y sin chofer, porque se fue caminando a buscar ayuda, hasta que llegó otro autobús de la misma línea, pero de la terminal en Toluca para llevarnos al paradero. Ahí en la terminal de Toluca estuvimos como otras 3 horas hasta que nos mandaron otro autobús desde el DF para que nos recogiera y nos llevara a Morelia. Llegamos a Morelia cuatro horas después, casi amaneciendo. Un recorrido que normalmente se hace en seis horas, lo hicimos en 12. Pudimos haber ido de Vacaciones a Mazatlán.
Enrique Vila-Matas y Álvaro Enrigue en Bellas Artes
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