Las llaves de Sabina
El cineasta Ramon Gieling retrata el radical cambio de vida del músico en 'Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches'
EDWIN WINKELS
BARCELONA
Antes de que una embolia le pusiera el freno, en el 2001, la vida de Joaquín Sabina corría muy deprisa. Famosa es la anécdota sobre las decenas de personas que tenían la llave de su magnífico piso en el barrio madrileño de Tirso de Molina y que, tanto en su presencia como en sus largas ausencias, montaban ahí las fiestas. O, sencillamente, iban a charlar, a tomarse una cerveza o a esnifar y fumar alguna cosita. Después de salir del hospital, recuperado y aleccionado por el susto, Sabina cambió la cerradura.
Un giro radical en su vida que para el cineasta holandés Ramon Gieling fue argumento suficiente para rodar una película intensa y emotiva sobre el cantante y su relación con algunos de los que tenían un juego de llaves de su casa. Joaquín Sabina, 19 días y 500 noches es el título de la película --el mismo del que para muchos es su mejor disco-- y que se estrenará el miércoles en el festival de cine de Rotterdam (Holanda).
"¿Una película? ¿Sobre mí?", fue la reacción de Sabina cuando Gieling, autor del documental En un momento dado sobre Johan Cruyff, se lo propuso. El cantante se dejó convencer, permitió que las cámaras registraran un concierto de su gira con Serrat, dio una larga entrevista y permitió que otros hablaran de él (y no siempre para elogiarlo).
Las conversaciones se grabaron en una réplica del salón del piso de Sabina, reconstruido en un estudio de Madrid como si, años después, esos amigos volviesen a estar en su casa. "Algunos que antes tenían llave se sienten ahora excluidos y decepcionados por Sabina --dice Gieling--. A él le duele oírlo, pero admite que ha cambiado, que se encierra en su casa para escribir canciones y para combatir en soledad las fuertes depresiones que sufre. Y si no está en casa, está de gira".
El cantautor Javier Krahe, el músico Caco Senante, el escritor Benjamín Prado y el torero Alejandro Talavante son algunos de los huéspedes temporales. Sus palabras y las del propio Sabina se entrelazan con fragmentos de casi todas las canciones de 19 días y 500 noches, además de algunas otras como Y sin embargo y Contigo. El filme empieza y termina con un concierto en Las Ventas que iba a ser el de su despedida pero que, finalmente, no fue el último.
En Holanda, la cinta se estrena en febrero pero en España no tiene distribuidor. Para Gieling, no es un documental sin más, sino un filme con una línea dramática a raíz de un cambio vital. "Me habían dicho que Joaquín era ahora un hombre difícil, pero se parece a Cruyff: es muy grande, pero sigue siendo él mismo y muy cercano".